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Mi viaje al norte de Francia




 La segunda quincena de agosto me fuí con mi familia a conocer el norte de Francia,  es una zona preciosa, que os invito a conocer.

Ingredientes: 
Un coche
5 personas
mucha energía
un poco paciencia
bastante ilusión

Elaboración:
Empezamos el viaje en Madrid, y el primer día llegamos a dormir a Tours, en el que encontramos unas casas medievales y renacentistas que dan un aspecto antiguo a esta capital. En los dias siguientes visitamos algunos castillos del valle del Loira como los de Chambord, Angers, Clos de Luce, Bois, Chaumont-sur-Loire, Abadía de Fontevrault, Josselin...


A mi los que mas me gustaron fueron los de Chenonceau y Villandry:

El Castillo de Chenonceau, es conocido también como "El Castillo de las Mujeres", pues fue ordenado construir por una mujer, Catherin Briçonnet, y despues fue regalado por Enrique II a su amante Diana de Poitiers, a quien fue arrebatado tras la muerte de este por la reina Catalina de Médicis. Como curiosidad cabe destacar que por su posición privilegiada sobre el rio Cher, durante la Segunda Guerra Mundial, además de ser utilizado como hospital, fue aprovechado por muchos para pasar de una orilla a otra, cruzando la frontera hacia la Francia libre. En la actualidad es uno de los castillos más visitados de Francia y cuenta con unos bellos jardines y una antigua granja y establos (hoy reconvertidos en restaurante), pero a mi lo que mas me gustó son las cocinas situadas en el piso inferior, con una gran despensa, comedores para el servicio y una sala para la carniceria.

El castillo de Villandry,un castillo renacentista del siglo XVI, destaca por tener unos jardines con un inmenso huerto, con cerca de 40 especies . Cada año se plantan 115.000 plantas de flores y verduras.

 

 Otra de las visitas que no pueden faltar si vais al norte de Francia es el Mont Saint Michel, una abadía situada sobre un promontorio rocoso que fue importante centro de peregrinación en la Edad Media. Hoy es precioso pasear por sus empinadas calles hasta llegar arriba para ver la bahía con sus impresionantes mareas (se dice que suben más rápido que los caballos). Allí podreis probar la tortilla al estilo "Mont Saint Michel", hecha con huevo muy batido, lo que da un peculiar sabor.

El Mont Sant Michel separa Bretaña de Normandia, asi que al día siguiente visitamos las playas donde se produjo el famoso desembarco, hoy plagadas de muesos y memoriales, pero tambien cementerios de soldados, y en la parte bretona visitamos la costa de granito.



Después pasamos por Nantes, donde descubrí la fabrica original de las galletas LU, hoy reconvertida en centro cultural, pero al lado aún se mantienen las oficinas centrales.


En Nantes tambien está el restaurante "Le cigale", donde como su nombre indica, podreis degustar unas deliciosas cigalas. Si vuestro presupuesto no da para tanto, merece la pena entrar, aunque solo sea a tomar un cafe, para ver su recargada decoración. 

La verdad es que me es imposible resumiros todos los pueblines que visitamos en el interior, todos con mucho encanto y tantas cosas por descubrir. 



Pero todo lo bueno se acaba y tuvimos que volver, aunque,  en vez de hacerlo todo de un tirón hasta Madrid, decidimos parar en Burdeos,  para ver un poco el Sur de Francia, y desde luego, no nos decepcionó.


 Ahora os hago un repaso de toda las gastronomia que probé, y es que con todo lo que caminamos, era imprescindible parar, de vez en cuando,  a recargar energias. 

A mis hijos lo que más les ha gustado son los crepes, también en su versión salada que allí llaman "galletes" hechas con harina de trigo sarraceno.


Tampoco puedes marcharte sin probar los mejillones, con sus miles de salsas y siempre acompañados de patatas fritas.

 

Otra opción eran las "cocotte", pequeñas cazuelitas con deliciosos guisos de carne o pescado. 

 

 Si había algo de prisa, pues un "croque monsieur", una hamburguesa o una ensalada.


 Pero tambien probamos las ostras, los pates, los quesos...


Y compramos en mercadillos, y tiendas típicas  algunos quesos y especialidades de la zona.


 O,  simplemente,  una pequeña parada para reponer fuerzas, con un cafe, un refresco o un helado.



 Debo decir que no conocía mucho la gastronomia bretona, pero me ha sorprendido. Deliciosa la sidra (no se parece demasiado a las asturiana), aunque lo que más me ha gustado, como os imaginais los que ya me conoceis, son los dulces, tanto el Frar Bretón (una especie de tarta de flan) como el  kouign amann (una tarta hojaldrada de mantequilla deliciosa sobretodo cuando está recien hecha).


 Por supuesto no me podía marchar de Francia sin saborear los "macarons", tanto los de reconocidas pastelerías como los de simples panaderías de barrio, sobretodo en su tamaño grande para los más golosos.


Al final, me vine con el coche lleno de "souvenirs gastronomicos", tanto de productos terminados, como de ingredientes para experimentar, asi que ya os ire contando mis progresos. Allí cualquier tienda es como un museo, incluso las de alimentación, y me es dificil elegir solo una, asi que pensar que ésta es solo un ejemplo: se trara de Alice Delice en el passage Pommeraye, con ingredientes y utensilios de cocina para todos los gustos.


Espero que no se os haya hecho el post demasiado largo, a mi el viaje se me pasó rapidísimo.
Au revoir!!!

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