Si pasáis por Córdoba y deseáis disfrutar de su gastronomía, os recomiendo pasar por la Taberna Salinas. Fuimos por recomendación de un amigo y la verdad es que salimos totalmente satisfechos, la relación calidad precio es inmejorable y el trato fue muy amable y cercano, siempre atentos a si necesitábamos algo más o si nos había gustado todo. No se hacen reservas y en ocasiones tienes que esperar en la puerta, pero merece la pena,
Nosotros pedimos las típicas berenjenas con miel de caña, un potaje con manitas de cerdo y una ensalada de naranja y bacalao. Las raciones son abundantes y se nota que está recién hecho.
También probamos los clásicos flamenquines de jamón, acompañados con patatas y ensalada.
Lo acompañamos con un tinto de la zona, es el único pero de la comida, ya que no era gran cosa y lo sirvieron muy frío para ser vino tinto.
Los postres fueron: pastel cordobés (hojaldre relleno de cabello de angel), tocino de cielo (casero) y un pastel de chocolate en varias texturas muy rico.
Además el lugar es maravilloso. Está en un palacio muy céntrico con un patio precioso, lleno de luz. El suelo es una delicia y las paredes están decoradas con utensilio de cocina y carteles antiguos. Luego hay pequeños salones donde las mesas están algo pegadas, pero no se nota demasiado ruido.
Buena comida, buen lugar y buen precio, por mi parte es un lugar completamente recomendable!
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