Con ocasión de la IV ruta del cocido madrileño nos reunimos unos cuantos amigos para celebrarlo y elegimos este lugar. Lhardy se encuentra situado en pleno centro de Madrid, en la Carrera de San Jerónimo número 8.
Para conocer un poco mejor este lugar vamos a adentrarnos en su historia: abre sus puertas en 1839, su fundador fue Emilio Huguenin. En sus salones se han decidido derrocamientos de reyes y políticos, repúblicas, regencias y dictaduras. Su decorador fue Rafael Guerrero, padre de la famosa actriz doña María Guerrero, diseño su fachada, construida en madera de caoba, la decoración interior de la tienda, con sus mostradores y el espejo continúan igual que cuando fueron proyectadas. Sus comedores conservan los revestimientos de papel pintado de la época. El evento que le lanzó a la fama fue el bautizo del hijo del Marqués de Salamanca,
Fue el primer restaurante español creado con menú de precio para cada plato, y como curiosidad sabemos que fue el primer restaurante al que se permitió que acudieran señoras solas.
Actualmente es dirigido por Milagros Novo Feito, nieta de uno de los propietarios.
Este año se celebra su 175 aniversario, y por este motivo ofrece un menú degustación, en el que podremos recorrer su historia, literatura y gastronomía.
Bueno, como habíamos venido a probar el cocido, dejamos la historia y nos centramos en la comida. Al principio, tomamos unos entrantes: aceitunas y croquetas.
El cocido tenía 2 vuelcos, el primero era una sopa con fideos, sabrosa.
Después nos sirvieron el segundo vuelco, en el que pudimos tomar garbanzos y salsa de tomate, repollo, zanahoria, patata, chorizo, morcilla, tocino, butifarras, morcillo, gallina, tuétano, pastel de carne y jamón.
Un plato completísimo, aunque eché de menos el relleno o pelota.
Y para acabar un café acompañado de unas yemas de Santa Teresa y trufas.
El cocido tenía 2 vuelcos, el primero era una sopa con fideos, sabrosa.
Después nos sirvieron el segundo vuelco, en el que pudimos tomar garbanzos y salsa de tomate, repollo, zanahoria, patata, chorizo, morcilla, tocino, butifarras, morcillo, gallina, tuétano, pastel de carne y jamón.
Un plato completísimo, aunque eché de menos el relleno o pelota.
Para bajar este plato nos pedímos de postre el souflé, que es una de las especialidades de la casa.
Y para acabar un café acompañado de unas yemas de Santa Teresa y trufas.
Respecto al precio, era 35,50€ solo el cocido, pero al añadirle bebidas, postres y café, al final fue 56 por persona. Un precio alto, pero merece la pena conocer el lugar y degustar su cocido.
1 Comentarios
Es curioso pero la última vez que fui...hace tiempo no llevaba ni butifarra ni pastel de carne. Este último es lo que en la escudella catalana se llama pelota..
ResponderEliminarGracias por comentar. Espero tus sugerencias